martes, 8 de noviembre de 2022

Enero 2022. El Andévalo

 VIAJE TOTAL; 256.6 km; 10 l/100 km; 2 noches área AC privada

    Dedicamos este fin de semana a visitar El Andévalo, un destino desconocido para nosotros a pesar de la proximidad a nuestro domicilio, siempre nos habíamos movido por la zona de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

    Decidimos dirigirnos para pernoctar a un Área de Ac privada sobre la que hemos leído buenas referencias, nos apetece poder sentarnos fuera de la autocaravana al sol en plena naturaleza, así que probamos. 

Área AC privada Calañas 


    Área privada ubicada en plena naturaleza, aunque se encuentra a pocos kilómetros de la localidad de Calañas. El acceso, una vez que se abandona la carretera, es por un camino de tierra en el que solo cabe un vehículo, por lo que sería un problema cruzarnos con otro.

    Se trata de un complejo en el que hay alojamientos rurales y sala de eventos, el área de AC está dividida en 2 zonas con un total de 12 ubicaciones, todas con conexión eléctrica y bastante niveladas y amplias, quizás en la zona más pequeña hay que ,maniobrar bastante para colocarse adecuadamente, en la otra zona el aparcamiento se realiza en batería y puede resultar más fácil.

    Tiene 1 zona de servicios en la que igualmente hay que maniobrar para poder usarla, no puedo valorarla bien porque no tuvimos que hacer uso de ella pero tiene muy buena pinta.

    Modulo de servicios bien acondicionado, no puedo valorarlo correctamente porque no llegamos a usarlo, en la medida de lo posible evitamos hacer uso de este tipo de instalaciones, aprovechamos la autonomía y seguridad sanitaria que nos proporciona nuestro vehículo.

    El propietario ha dispuesto un mirador en altura desde el que se tienen unas vistas espectaculares de la sierra. Igualmente en el mismo área existe una especie de mirador desde las mismas rocas desde la que se tienen otra maravillosa perspectiva de la sierra, al lado contrario de las vistas del mirador anteriormente descrito.







    La verdad es que el entorno en el que se encuentra el área es todo un privilegio, quizás resulte un poco caro, aunque aquí hay que pagar la ubicación del área no solo los servicios que ofrece. La tranquilidad es absoluta, se puede descansar sin ningún tipo de contaminación acústica.


    El sábado lo dedicamos a realizar una ruta recomendada por el propietario del área, la Ruta de los Molinos del Odiel, hay que descender hasta el curso del rio, nos explicó bien la ruta a seguir para descender hasta el camino pero la verdad es que nos despistamos un poco y no la encontramos, terminamos en la misma carretera y tuvimos que andar un poco por ella hasta dar con la zona de aparcamiento, desde donde iniciamos el recorrido. Tengo que decir que no aconsejo iniciar esta ruta desde el mismo área, ésta se encuentra en alto y hay que descender hasta el curso del rio, un buen descenso y en el que te puedes equivocar fácilmente si te pasas el árbol que te indica el propietario, no está señalizado, pero lo malo, lo realmente dificultoso, es la vuelta al área, un ascenso bastante pronunciado que se hace muy largo, desaconsejado desde mi punto de vista para realizar con niños o personas mayores sin un mínimo de preparación. 





    La ruta en sí resultó todo un descubrimiento, desde el Puente del Villar, en la misma carretera, hasta la Ermita de Nuestra Señora de Coronada, tiene una longitud total de 11 km, con una dificultad media.      

    En el recorrido se pueden ver puentes del s. XIX, antiguos molinos de agua harineros, incluso se puede entrar en lo que sería el inicio de la Mina de Pedro José,  y como no, el continuo contraste de colores, desde el verde del agua del rio Odiel motivado por su alta acidez, lo que desaconseja bañarse o refrescarse con sus aguas, hasta el color típico de las rocas y la arena, teñidas con un tono rojizo por el hierro disuelto en el agua. Pasando como no por los distintos colores de la vegetación autóctona de la zona, pinos, jaras, brezo...















    En este primer día no realizamos el recorrido completo afortunadamente, llegamos hasta el Puente de Santa Rosa, había que volver y no nos imaginábamos la dureza del ascenso hacia el área, decidimos, por fortuna, realizar otra parte del recorrido al día siguiente, parando con la autocaravana en las inmediaciones de la Ermita.

    Después de un buen almuerzo en el área, buena carne ibérica a la plancha acompañada de un buen vino, sentados al sol, con una buena temperatura, dedicamos la tarde a descansar, un merecido descanso después de la paliza de la mañana. .


    El Domingo, realizamos la segunda parte del recorrido, partimos con la autocaravana y aparcamos en las inmediaciones del Puente de la Coronada o de San Rafael, no hay problema de sitio.



    Junto al puente se encuentra otros de los molinos que podemos ver en esta ruta, y durante el recorrido se pasa por un túnel de la antigua vía del tren, además de pasar por distintas zonas en las que se puede apreciar los restos de la explotación minera de la zona.











    En definitiva, fin de semana muy aprovechado, un verdadero descubrimiento, resulta curioso que en muchas ocasiones tenemos cerca muchos tesoros por descubrir y que quizás por eso mismo, por su proximidad lo vamos dejando aparcado y nos decantamos por lo más lejano, sitios verdaderamente magníficos para pequeñas escapadas.


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